miércoles, 7 de enero de 2015

Días de furia








Un pequeño incidente automovilístico da lugar a una espiral de violencia, la burocracia administrativa desencadena una revuelta, la corrupción se enreda en sí misma, el rencor y la locura dan lugar a insospechadas venganzas... Vivimos en una sociedad extraordinariamente violenta. Tal vez ha sido siempre así, pero quizás algunos puntos de control están siendo desplazados. Relatos salvajes (Damián Szifrón, 2014) recoge múltiples situaciones similares. Se trata de una cinta ingeniosa, brillante a ratos y tremendamente sarcástica. Producida por los hermanos Almodóvar, lo peor que puedo decir de ella es que no se haya ambientado en nuestro país, donde los temas serían completamente vigentes.





Muchos profesionales de la salud se lamentan de la agresividad verbal de algunos usuarios. Más allá de las medidas que cada organización pueda tomar para la protección de sus trabajadores, es imprescindible que todos asumamos la existencia de este nada deseable estado de violencia que afecta a un numeroso grupo de ciudadanos. La falta de estudios ya no es la única causa. Como se ve en Relatos salvajes, el insulto, la prepotencia o la irresponsabilidad que dan pie a estallidos de violencia no son exclusivos de un nivel social determinado. La crisis económica y social, la opresión de la administración (ente abstracto eficiente a su favor pero ineficiente para resolver problemas que crea en la ciudadanía), la corrupción o los problemas de pareja pueden desencadenar ondas expansivas de violencia que afectan a gente que no tiene nada que ver con la situación. Es imprescindible que todos lo tengamos presente.

Los conflictos que surgen en la carretera, en el domicilio o en la pareja pueden tener un impacto insospechado durante una asistencia sanitaria. Por ello es imprescindible que además de las precauciones organizativas, los profesionales clínicos y no clínicos reciban formación, entrenamiento y apoyo para evitar caer en la respuesta fácil a las provocaciones o para ser útiles cuando estalla la violencia. Los cursos de excelencia en el trato, de abordaje en situaciones difíciles, de defensa cuando sea necesario, o incluso el coaching, iniciativas que antes habían sido considerados como rarezas o caprichos formativos por parte de algún equipo directivo o comité de empresa, ahora son herramientas necesarias para la prestación de servicios de calidad.

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