viernes, 12 de septiembre de 2014

El precio del genoma cae en picado: ¿buenas noticias?






Peter Ubel es un investigador de la Universidad de Duke de North Carolina y autor del libro "Critical Decisions". El Dr. Ubel ya fue autor de otro tweet de la semana en diciembre pasado: "Enseñando a los pacientes a hacer la pregunta oportuna". Ahora, con ese tweet, nos remite a un post escrito por él mismo en el blog de ​​la revista Forbes donde analiza el impacto de la caída en picado del precio del test del genoma.


Para ilustrar su preocupación, el Dr. Ubel recuerda qué pasó cuando se introdujo la laparoscopia como vía de intervención de las colecistectomías. "Se redujeron costes por proceso por la reducción de la estancia en el hospital de los pacientes intervenidos, pero el número de intervenciones aumentó en un 20%, y esto se ha explicado porque como que la nueva técnica era más sencilla, muchos pacientes con piedras en la vesícula biliar, pero sin síntomas, les fue más fácil tomar la decisión de operarse."

¿Qué pasará ahora con el abaratamiento del test del genoma? Según el autor, en algunos tratamientos quimioterápicos habrá el espejismo de una reducción de costes por proceso, debido a que, en teoría, los fármacos se podrán ajustar a la metabolización específica de cada persona, al menos de acuerdo con la parte revelada por el genoma. Si realmente las cosas acabasen siendo así, afirma el Dr. Ubel, no duden de que, para los quimioterápicos afectados por la reducción del consumo, los precios se dispararían.

Otra cuestión, no menor -se apunta en el artículo-, es que la aplicación del genoma, ya abaratado, para la búsqueda de enfermedades poco comunes puede dar lugar a una escalada de pruebas diagnósticas motivadas por sospechas de mutaciones genómicas de difícil interpretación. A pesar de estas prevenciones, el autor cree que la genómica puede aportar nuevas expectativas para la siempre dificultosa industria de los tratamientos huérfanos.

Ya tenemos el test del genoma al alcance. Buenas noticias, ¿buenas? Esperemos que sí, pero si no sabemos separar el grano de la paja, la novedad puede arruinar los presupuestos públicos antes de que no le encontramos un papel útil para la mejora de la salud de ciertos colectivos minoritarios de pacientes.

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